MODERNIDADE INVIÁVEL
DOI:
https://doi.org/10.20911/21768757v49n3p497/2017Resumo
Ponemos el núcleo de la modernidad en el descubrimiento de la individualidad, entendido como un proceso emancipatorio respecto de las coÂlectividades que pautaban su vida. Sus dos modos básicos, en pugna constante, serían desarrollar su individualidad autárquicamente o entenderse como un ser humano, autónomo y único, pero referido a la única humanidad. Parecería que se ha impuesto el individualista, objetivando su dominio en los sistemas económico y político, pretendidamente autoconstruidos y autorregulados. Siempre hubo cristianos modernos, pero debieron soportar la contradicción de la institución eclesiástica. El Vaticano II discernió que el ser humano es histórico y que al hacer la historia se hace a sí mismo; reconoció que los bienes civilizatorios propician la vida humana, pero no equivalen al desarrollo propiamente humano. Sólo éste es escatológico. La responsabilidad ante los hermanos y la historia, que se ejerce en la encarnación solidaria, es el nuevo humanismo. La superación de la modernidad se da en el paso del individuo solo o en relación, al ser humano constitutivamente relacional, que se hace persona al actuar como hijo y hermano desde su insoborÂnable individualidad.
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